Los Incas: su Astronomía
El Imperio incaico o Tahuantinsuyo fue un estado precolombino situado en América del Sur. Floreció en la zona andina del subcontinente entre los siglos XV y XVI, como consecuencia del apogeo de la civilización incaica. Abarcó cerca de 2 millones de km² entre el océano Pacífico y la selva amazónica, desde las cercanías de San Juan de Pasto en el norte hasta el río Maule en el sur. El Tahuantinsuyo fue el dominio más extenso que tuvo cualquier estado de la América precolombina.
Los orígenes del Imperio incaico se remontan a la victoria de las etnias cuzqueñas (actual Perú) lideradas por Pachacútec frente a la confederación de estados chancas en el año 1438. Luego de la victoria, el curacazgo incaico fue reorganizado por Pachacútec. El Imperio incaico iniciaría con él una etapa de continua expansión que siguió con su hermano Cápac Yupanqui, luego por parte del décimo inca Túpac Yupanqui, y finalmente del undécimo inca Huayna Cápac quien consolidaría los territorios. En esta etapa la civilización incaica logró el máximo desarrollo de su cultura, tecnología y ciencia, desarrollando los conocimientos propios y los de la región andina, así como asimilando los de otros estados conquistados.
Los incas fueron una de las principales culturas precolombinas, por tanto esta civilización realizó grandes avances culturales tanto en las ciencias como en las artes; pero en lo que corresponde a la astronomía fueron.
Machu Picchu "Montaña Vieja" es el nombre que se da a una llaqta (antiguo poblado andino inca) de piedra construida principalmente a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental de los Andes Centrales, al sur del Perú
Según documentos de mediados del siglo XVI, Machu Picchu habría sido una de las residencias de descanso de Pachacútec (primer emperador inca). Sin embargo, algunas de sus mejores construcciones y el evidente carácter ceremonial de la principal vía de acceso a la llaqta demostrarían que ésta fue usada como santuario religioso. Ambos usos, el de palacio y el de santuario, no habrían sido incompatibles. Algunos expertos parecen haber descartado, en cambio, un supuesto carácter militar, por lo que los populares calificativos de "fortaleza" o "ciudadela" podrían haber sido superados.
Datos de interés para astronomía:
Esta claramente dividido en dos grandes zonas: la zona agrícola, formada por conjuntos de terrazas de cultivo, que se encuentra al sur; y la zona urbana, que es, por supuesto, aquella donde vivieron sus ocupantes y donde se desarrollaron las principales actividades civiles y religiosas.
Las ruinas incas se encuentran a medio camino entre las cimas de ambas montañas, a 450 metros de altura por encima del nivel del valle y a 2.438 metros sobre el nivel del mar. La superficie edificada es aproximadamente de 530 metros de largo por 200 de ancho, contando con 172 edificios en su área urbana.
En su inicio se expande considerablemente el área agrícola "construida" (andenes). No obstante, el emplazamiento específico de la ciudad que nos ocupa no presenta huellas de haber tenido edificaciones antes del siglo XV.[
Orientación de las construcciones
Existe sólida evidencia de que los constructores tuvieron en cuenta criterios astronómicos y rituales para la construcción de acuerdo a los estudios de Dearborn, White, Thomson y Reinhard, entre otros. En efecto, la alineación de algunos edificios importantes coincide con el azimuth solar durante los solsticios de manera constante y por ende nada casual, con los puntos de orto y ocaso del sol en determinadas épocas del año y con las cumbres de las montañas circundantes.
Posee en su estructura un conjunto urbano, que consiste en:
Se accede a él por una portada de doble jamba, que permanecía cerrada (hay restos de un mecanismo de seguridad). La edificación principal es conocida como "Torreón", de bloques finamente labrados. Fue usado para ceremonias relacionadas con el solsticio de junio. Una de sus ventanas muestra huellas de haber tenido ornamentos incrustados que fueron arrancados en algún momento de la historia de Machu Picchu, destruyendo parte de su estructura. Además hay huellas de un gran incendio en el lugar. El Torreón está construido sobre una gran roca debajo de la cual hay una pequeña cueva que ha sido forrada completamente con mampostería fina. Se cree que fue un mausoleo y que en sus grandes hornacinas reposaban momias. Lumbreras incluso especula que hay indicios para afirmar que pudo ser el mausoleo de Pachacutec y que su momia estuvo aquí hasta poco después de la irrupción española en Cuzco.
Una residencia real
Plaza sagrada
Una Roca sagrada
La Intihuatana
Descripción: por una serie de escaleras, se llega al observatorio astronómico, el punto más elevado de la cuidad y el más misterioso.
En la entrada de la plataforma donde se encuentra el cuadrante solar (a la derecha de tres pequeños peldaños), se eleva una delgada roca bastante extraña. La roca presenta exactamente el mismo corte que las montañas de los alrededores, reproduciéndolas muy fielmente en miniatura.
La "mesa" central está elevada con una piedra angular con formas geométricas precisas: es el calendario solar. Su sombra, proyectada en los múltiples ángulos de la mesa permitía a los astrónomos incas efectuar sus cálculos astronómicos. Es uno de los pocos que subsisten, ya que nunca fue descubierto por los españoles.
Es una habitación donde se encuentran dos fuentes de piedra. Estas eran utilizadas en ceremonias, pues en ellas, que estaban llenas de agua, se reflejaba el cielo.
También dedicaron un grupo al cóndor un ave que consideraban religiosa. Y tenían otros grupos residenciales
Además de poseer aun muchos restos de sus actividades como en su meteorología, pues se encuentran ejemplificaciones en roca de los eclipses.
Precisamente en Cuzco, muchos investigadores han encontrado documentos de colonizadores españoles que describen el Templo del Sol, del cual irradiaban cuarenta y un ejes llamados ceques, cuya disposición implicaba lineamientos geománticos o astronómicos, que definían el valle en 328 huacas las cuales cumplían funciones rituales y políticas.
Conocían la revolución sinódica del los planetas, Construyeron un calendario Lunar para las fiestas religiosas y uno solar para la agricultura. Utilizaron elementos como mojones alrededor de los pueblos para realizar astronomía observacional. Los Chibchas conocían la constelación de Orión y reconocían la relación entre la salida helíaca de Sirio con el comienzo de la temporada de lluvias.
El calendario consistía en un año solar de 365 días, repartidos en 12 meses de 30 días y con 5 días intercalados. Se sabe que el calendario era determinado observando al sol y a la luna. Para fijar las fechas exactas del año y meses, Pachacútec dispuso la edificación de 12 torres o pilares localizados al Este de la llacta del Cusco, llamados sucangas.
El calendario consistía en un año solar de 365 días, repartidos en 12 meses de 30 días y con 5 días intercalados. Se sabe que el calendario era determinado observando al sol y a la luna. Para fijar las fechas exactas del año y meses, Pachacútec dispuso la edificación de 12 torres o pilares localizados al Este de la llacta del Cusco, llamados sucangas.
El observatorio astronómico de la Huaca de Chena
Los incas habían desarrollado una astronomía, basada en la salida y puesta del Inti (el Sol), Quilla (la Luna) y ciertos planetas y astros, particularmente Chasca (Venus) y Collca (las Pléyades) En 1996 se publicó un nuevo artículo en una revista de ingeniería. En él se abordó una nueva propuesta de interpretación, según la cual el pucará podría ser un sitio ritual y un observatorio astronómico. La abundante literatura especializada, señala que los astrónomos incas realizaban observaciones de alta precisión y construían observatorios a lo largo del territorio que ocupaban. Estos observatorios eran necesarios para la elaboración de calendarios con fines agrícolas, religiosos, civiles, etc. profundizan en esta línea de análisis.
Calendario
Debido a las grandes distancias que normalmente había entre villorrios y la necesidad de recorrerlas a pie, hace presumir que cada asentamiento de relativa importancia, contaba con un observatorio que permitía a los habitantes, manejar su propio calendario. El asentamiento inca que encontraron los españoles al llegar al valle de Santiago seguramente no era la excepción.
La fecha en la cual el sol pasa por el nadir (el anticenit) también era conocida, y formaba un eje temporal con el paso por el cenit. Aveni descubrió, en la ciudad incaica de Huánuco Pampa, dos edificios importantes cuya orientación es notoriamente diferente del resto de la ciudad: se alinean con el eje cenit-anticenit, lo que denomina posteriormente el "tiempo estándar de Cuzco", pues sugiere que los incas, al no poder aplicar los mismos criterios temporales en todo su imperio (pasado los trópicos, el sol no pasa nunca por el cenit -caso de Chena-), tenían que mantener una coherencia calendárica entre lugares remotos de su imperio y la capital. En Chena, no hemos visto este tipo de alineamiento hacia el "huso horario de Cuzco".
Técnicas de observación
El 21 de junio es la fiesta del Inti Raymi, año nuevo inca. Si el inca se paraba en el comienzo de la línea roja más corta, observaba salir el primer rayo de sol a través de una ranura entre dos muros. El sol se elevaba tras el Ushnu o altar.
Solsticio de invierno
La puesta del sol del solsticio de invierno ocurre en un punto "clave" desde el ushnu de Chena: la intersección del horizonte más cercano (el cordón de Chena) y del más lejano (cordillera de la Costa). Además, en esta dirección precisa se encuentra la cumbre del cerro más alto (1.166 msnm) que culmina al sur de la Cuesta Zapata (mapa IGM Santiago 3300-7030 a escala 1:250.000). Este detalle podría no ser una coincidencia, sino un requisito topográfico importante, debido a la asociación conocida de los cerros altos con el culto al agua en varias culturas. La interacción con los incas ayudó a los mapuches a hacer mejores observaciones astronómicas. De acuerdo con Aveni, la salida heliaca de las Pléyades da inicio al año Inca, lo que ocurre unos 13 a 15 días antes del solsticio de invierno. Ellos vieron una relación entre el tiempo en que las Pléyades son visibles y el ciclo agrícola anual. De esta manera uno de los nombres con que designaban al cúmulo era Collca, que significa depósito de alimentos en quechua. Las Pléyades están ausentes del cielo nocturno entre el 3 de mayo y 9 de junio, durante un período de 37 días, período que coincide con el que media entre la cosecha y la próxima época de siembra en el altiplano. La observación de la primera aparición de las Pléyades no sólo definía el inicio del año Inca y Mapuche, sino también les permitía pronosticar las precipitaciones en la siguiente temporada y según esto adelantar o atrasar las siembras.
Determinación del Eje Norte-Sur geográfico
Por ejemplo, para determinar el norte astronómico o geográfico, basta observar el punto de salida y el punto de puesta de la estrella Vega (Alfa de Lira), Urcu Chillay o llama macho para los incas, alrededor del solsticio de invierno. Luego buscar el punto medio, este representa el norte. Probablemente este método simple permitió a los antiguos astrónomos determinar el eje Norte–Sur. El esquema siguiente, producto de más de una década de observación in situ de eventos astronómicos, muestra el sistema de observación astronómica a simple vista, probablemente usado por los astrónomos incas para diseñar la huaca y luego para realizar sus observaciones del movimiento aparente de los astros.
Los Incas daban mucha importancia a las constelaciones y estaban muy interesados en la medición del tiempo para fines agrícolas. Poseían sus propias constelaciones entre las cuales, se destacan la Cruz del Sur y el Centauro. Para ellos la vía láctea era oscurecida por sacos de carbón. La Astronomía jugó un papel muy importante para la construcción de sus ciudades.
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Campos García Alexis
García Arrollo Eduardo Daniel
García García Luis Alfredo
González Bernal Eugenio
Medina Pacheco Aldair
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